lunes, 19 de enero de 2009

DESARROLLO INTEGRAL DE LA NIÑEZ

Por: Ivette Laviada de López

Directora de CEFIM (Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer Yuc.,S.C.)

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el artículo 4º menciona que los niños y las niñas tienen derecho a disfrutar de todo aquello que favorezca su desarrollo integral (Incluidos el derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa, satisfacción de necesidades de alimentación, salud, educación y esparcimiento).

El Artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos declara que toda persona tiene derecho a la educación, y que ésta tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.

De aquí surgen dos preguntas ¿Cómo se obtiene el pleno desarrollo de la personalidad humana? y ¿Cómo se consigue el desarrollo integral de un niño o niña?

Si nos vamos al origen, para salvaguardar este desarrollo es necesario saber que el ser humano es un ser social, no nace de una roca ni es un ente aislado, desde que nace pertenece a una comunidad que es su familia y ésta queda protegida ante la ley.

El matrimonio, institución jurídica dirigida a organizar la reproducción humana según el artículo 94º de la Constitución Política del Estado de Yucatán, queda definido en el artículo 54° del Código Civil del Estado de Yucatán como “La unión voluntaria entre un solo hombre y una sola mujer, basada en el amor y sancionada por el estado, para fundar una familia, perpetuar la especie y darse recíprocamente compañía, ayuda y asistencia”.

Queda muy claro que esta es la parte medular del desarrollo integral de una persona: el niño debe nacer dentro del matrimonio para desarrollarse sanamente siendo indispensables la figura del padre y de la madre, enriqueciendo ambos con sus diferencias la dignidad de esa unión.

La persona humana tiene una dimensión más allá de lo corpóreo, pues también es mente y espíritu, posee facultades superiores como son la inteligencia y la voluntad.  Es por eso que para educar integralmente es necesario que a los niños se les forme en todos los ámbitos de su ser pera que lleguen a ser gente de bien. Los varones necesitan identificarse con su padre y las niñas con su madre -sirviendo esto además- para saber cómo deben relacionarse en el futuro con el sexo opuesto y adquirir su propia identidad convirtiéndose estas relaciones interfamiliares en la escuela perfecta para el amor, la tolerancia y la aceptación de las diferencias.

Es indispensable educarlos en el área social, en dónde el respeto, la solidaridad, la generosidad y la sensibilidad hacia las necesidades ajenas sean parte de sus vidas; en el área humana, fortalecer su voluntad y templanza que les hagan optar efectivamente por lo bueno y no  por lo malo; enseñarles hábitos de aseo, higiene, orden, etcétera.

Asimismo, formarlos en lo físico y en lo intelectual eligiendo escuelas que potencien sus facultades fomentándoles el interés por saber y conocer, inculcándoles el amor a la verdad y cultivando la sensibilidad a la belleza existente en la naturaleza.

Darles con nuestro ejemplo las lecciones necesarias para que puedan distinguir el bien del mal, para que aún a merced de el, su voluntad se haga presente siempre y en todo lugar.

Si queremos personas humanas íntegras defendamos la institución irremplazable del matrimonio, elemento social por excelencia para construir una sociedad sana y provechosa.

ivilavin@gmail.com.

 

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